En muchos países, la pornografía aparece por todos lados: en los puestos de revistas, las canciones, los programas de televisión y en millones de páginas de Internet.* ¿Se trata de picardía inofensiva, como dicen algunos? De ningún modo. Quienes recuren a ella pueden hundirse en el vicio de la masturbación y alimentar "apetitos sexuales vergonzosos". En último término, pudieran volverse adictos al sexo, abrigar deseos pervertidos, sufrir discordias maritales, e incluso llegar al divorcio {...}. Según una autoridad de la materia, la adicción al sexo es como el cáncer: "No deja de crecer y de extenderse, rara vez retrocede, y es muy difícil tratarla y erradicarla".
* Con el término pornografía nos referimos a la representación (con imágenes, textos o voces) de escenas eróticas destinadas a excitar. Puede ir desde la foto de una persona en pose lasciva hasta la exhibición de los actos más aberrantes entre dos o más individuos.
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